El mar y sus misteriosos tesoros

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Gabriel García Márquez en El amor en los tiempos del cólera hace que Florentino Ariza le prometa a su amada Fermina Daza que rescatará el oro del mítico galeón San José, hundido frente a la costa de Cartagena de Indias hace 300 años, para regalárselo. El hallazgo de tesoros escondidos forma parte del imaginario popular desde tiempos lejanos de acuerdo con La Vanguardia.com.

Con la gran noticia de que se encontró el Galeón San José, se desató la polémica debido a su cargamento de oro y plata que algunos historiadores cifran en 11 millones de monedas y un valor de mercado actual superior a los 5.000 millones de dólares.

Pero frente al relato de los intereses monetarios surge el argumento arqueológico en el cual y según Xavier Nieto, coordinador de Arqueología Náutica y Subacuática de la Universidad de Cádiz y miembro del Consejo consultivo científico y técnico de la Unesco dijo que “hay que cambiar el discurso del tesoro por el del documento histórico”.

ccaa.elpais.com
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Durante años la existencia de cazatesoros y de empresas dedicadas a buscar navíos hundidos, ha generado que los países tomen conciencia de la necesidad de salvaguardar esos barcos para un estudio en profundidad, aunque sea a costa de dejarlos para siempre en el fondo del mar.

En el año 2001 la Unesco aprobó una convención a la que ya se han adherido 52 países que se centra en la protección de estos barcos como valor cultural y documento histórico, siempre que se cumplan más de cien años de su hundimiento. Este acuerdo internacional que no entra en el complejo tema de la propiedad de los barcos hundidos, se centra en su valor patrimonial.

El debate sobre si la propiedad de la carga de un barco es de quien la localiza, del país de origen del galeón, del país en cuyas aguas naufragó o del país que lo tenía bajo su pabellón, se deja a la legislación internacional del mar y los tribunales reconocen en general que si un barco era propiedad del Estado y realizaba una operación de transporte por cuenta del Estado, este no pierde su propiedad pese al paso de los años.

Nieto considera que “cada vez más se impone en todo el mundo la idea de que los barcos hundidos son bienes patrimoniales de propiedad pública, excluidos del uso comercial, y solo una minoría de países permiten la presencia de cazatesoros en sus aguas y llegan incluso a acuerdos para repartirse beneficios con ellos”.

Finalmente Nieto asegura que “la excavación del galeón San José serviría para unir a dos países que comparten una historia y se podrían abrir nuevas líneas de investigación, se conocerías características náuticas y detalles como el tipo de contrabando que se hacía. En vez de hablar de monedas, hablaríamos de ciencia”, concluye.

Fuente: www.lavanguardia.com  “El mar esconde sus tesoros”

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