El “tierra del mañana” nuclear de Maritime
Imaginemos un mundo donde los océanos son surcados por enormes y relucientes barcos que no dejan rastro de contaminación a su paso. No hay columnas de humo negro que estropeen el cielo, y ningún motor diésel rugiente destroza la serenidad de las comunidades costeras. En cambio, estos buques navegan de forma silenciosa y limpia, impulsados por el potencial ilimitado de la energía nuclear.
En esta visión del futuro, la humanidad ya no lucha por recursos limitados. La energía barata, limpia y abundante ha dado paso a una era de paz y prosperidad sin precedentes. Las naciones que alguna vez estuvieron sumidas en conflictos por el dominio energético ahora colaboran para impulsar la innovación. La humanidad ha dividido el átomo y ha aprendido a aprovechar de forma segura su energía para beneficio mutuo, creando un mundo donde la productividad prospera, las economías florecen y la modernización llega incluso a los rincones más remotos del planeta.
Las centrales nucleares flotantes zumban silenciosamente en el Ártico, suministrando energía a comunidades remotas donde la luz solar y el viento son insuficientes. Las plantas desalinizadoras, alimentadas por los mismos reactores, transforman el agua de mar en agua potable para millones de personas. El comercio mundial prospera, conectando continentes con energía abundante y libre de carbono. Los recursos y la energía, que alguna vez fueron escasos, ahora son abundantes y alimentan todo, desde puertos automatizados hasta megaciudades futuristas.
En el centro de esta transformación se encuentra la fisión nuclear, en la que el núcleo de un átomo (normalmente uranio o plutonio) se divide en partes más pequeñas, liberando una inmensa energía. Este calor genera vapor, que impulsa turbinas para producir electricidad o alimentar sistemas de propulsión de barcos. La energía nuclear tiene millones de veces más densidad energética que los combustibles fósiles, lo que permite que los barcos y las plataformas funcionen durante décadas sin repostar y sin emitir gases de efecto invernadero durante su funcionamiento.
La necesidad de una tecnología tan transformadora en el transporte marítimo es clara.
A pesar de ser el modo de transporte más eficiente por tonelada-milla, el transporte marítimo sigue contribuyendo con mil millones de toneladas de emisiones de CO2 al año, lo que representa casi el tres por ciento de las emisiones globales, una cifra mayor que las emisiones combinadas de Alemania y el Reino Unido. La Organización Marítima Internacional (OMI) se ha fijado el objetivo de reducir…
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