La dependencia mundial del océano para la alimentación, la energía y el comercio está en aumento, pero una parte significativa de las actividades humanas en el mar sigue sin cuantificarse.
Un estudio reciente -publicado en la revista Nature- que emplea imágenes de satélite, datos de GPS de embarcaciones y modelos de aprendizaje profundo, ha arrojado luz sobre la magnitud de las actividades de las embarcaciones industriales y la infraestructura energética en alta mar desde 2017 hasta 2021.
La investigación descubrió que el 72-76% de las embarcaciones pesqueras industriales del mundo operan sin rastreo, con una actividad sustancial observada en el sur de Asia, el sudeste asiático y África. Además, el 21-30% de las actividades de transporte y energía marítima no aparecen en los sistemas de seguimiento público. El estudio también señaló una disminución del 12% en la pesca global al inicio de la pandemia de COVID-19 en 2020, que no se había recuperado completamente en 2021. En contraste, las actividades de transporte y energía marítima mostraron resistencia durante el mismo período.
La cartografía de alta resolución revela patrones detallados de la actividad pesquera no rastreados públicamente
El estudio destaca el crecimiento de la energía eólica en alta mar, superando el número de estructuras petroleras en 2021. La «economía azul», valorada en 1.5-2.5 billones de dólares, es un sector en rápido crecimiento con implicaciones para el comercio mundial y la producción de energía. Sin embargo, este crecimiento va acompañado de desafíos ambientales, como la sobreexplotación pesquera y la pérdida de hábitat.
El estudio aborda la falta de datos observacionales globales y comprensivos sobre la expansión oceánica y destaca el papel de las imágenes de satélite y el aprendizaje profundo en mejorar las capacidades de monitoreo. Los investigadores utilizaron más de 2 petabytes de imágenes de satélite de 2017 a 2021, cubriendo más del 15% del océano, para crear un mapa detallado de las principales actividades industriales en el mar a nivel mundial.
Los hallazgos revelan una actividad concentrada de embarcaciones, con Asia representando el 67% de toda la actividad de embarcaciones, seguida por Europa, América del Norte, África, América del Sur y Australia. La cartografía también identifica posibles puntos críticos de actividad pesquera ilegal, como la parte occidental de la península coreana, y destaca embarcaciones que operan dentro de áreas marinas protegidas.
Además, el estudio ofrece información sobre los cambios en la actividad de las embarcaciones a lo largo del tiempo. También examina la distribución y el crecimiento de las estructuras en alta mar, incluyendo aerogeneradores y estructuras petroleras.
El estudio revela la magnitud de las principales actividades industriales en el mar, siendo la pesca de lejos la industria oceánica con mayor actividad no pública. El conjunto de datos y la tecnología gratuitos permiten identificar puntos críticos de actividad potencialmente ilegal y embarcaciones pesqueras industriales que están invadiendo zonas de pesca artesanal o ZEE de otros países, pero a escala global y accesibles para cualquier nación.
Los mapas del esfuerzo pesquero global ahora pueden incluir todas las embarcaciones, no solo aquellas basadas en el seguimiento AIS (que no detecta aproximadamente tres cuartas partes de las embarcaciones grandes), y con una resolución mucho mayor que solo ZEE o áreas de informes estadísticos. Los datos también pueden ayudar a cuantificar la escala de las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del tráfico de embarcaciones y del desarrollo en alta mar, lo que puede contribuir a informar políticas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los cambios observados en la actividad humana en el océano ofrecen una instantánea del uso industrial en evolución de los recursos marinos. Si bien la pandemia de COVID-19 desempeñó un papel significativo en la reducción de la actividad pesquera, esta disminuyó de manera más sustancial que en otras industrias oceánicas. Esta disminución se alinea con una tendencia a largo plazo que indica una disminución de la importancia de la pesca en el océano desde la década de 1980. A pesar de un aumento considerable en la captura global de pescado marino desde 1950, los últimos años solo han visto un ligero repunte en el esfuerzo pesquero total.
Es importante destacar que los países que implementan reformas pesqueras han experimentado una disminución real en la actividad pesquera. Esto sugiere que la disminución destacada puede señalar una tendencia más amplia y a largo plazo, posiblemente indicando el pico de la actividad pesquera en la última década. Por otro lado, el estudio sugiere que es probable que el tráfico de embarcaciones de transporte y energía continúe expandiéndose, impulsado por las tendencias comerciales globales y el rápido crecimiento de la infraestructura de energía renovable. El impacto potencial de estos cambios en los ecosistemas marinos, comparable a los efectos de la pesca, subraya la necesidad de cartografías precisas de estas actividades para comprender y gestionar mejor las futuras interacciones humanas en el océano, especialmente en medio de la continua industrialización y los desafíos ambientales.
Fuente: Nature