Durante décadas, Alemania ha sido el motor económico de Europa, destacando por su robusta industria, su eficiencia y su posición como uno de los mayores exportadores del mundo. Sin embargo, en los últimos años, la economía alemana ha mostrado signos preocupantes de debilitamiento, llevando al país a una recesión técnica y a una desaceleración que podría afectar su posición global.
De la recuperación rápida a la recesión
Tras la crisis financiera de 2008, Alemania logró recuperarse de manera espectacular. En 2009, su PIB cayó cerca del 6%, pero para 2011 ya había superado sus niveles precrisis. Su potente industria exportadora y su liderazgo económico le permitieron asumir un papel clave en la recuperación de Europa, financiando fondos de rescate para países como Grecia, España e Italia. No obstante, los tiempos han cambiado. En 2023, Alemania entró en recesión técnica al encadenar dos trimestres de caída del PIB, y en 2024 apenas logró un crecimiento del 0,2%, muy por debajo del 0,8% de la media europea. Su situación se ha visto agravada por la caída del 1,3% en las exportaciones y la pérdida de competitividad de sectores clave como la industria química, siderúrgica y automotriz.
Dos apuestas arriesgadas: gas ruso y comercio con China
Uno de los principales problemas de Alemania fue su fuerte dependencia del gas ruso. Antes de la guerra en Ucrania, el 55% del gas que consumía el país provenía de Rusia. Además, un tercio del petróleo y casi la mitad del carbón importado también venían de allí. Con la guerra y las sanciones comerciales a Moscú, Alemania enfrentó un serio problema de abastecimiento. Aunque logró adaptarse comprando gas a otros países como Noruega y reduciendo el consumo, los costos se dispararon. En 2022, el gobierno gastó más de 30.000 millones de euros en asegurar su suministro de gas, encareciendo la producción industrial y afectando la competitividad. De hecho, en 2021 la industria alemana pagaba 12 céntimos por kWh de electricidad, pero en 2022 este costo superó los 50 céntimos, dejando a Alemania en desventaja frente a China y EE.UU., donde la energía es más barata.
El segundo problema ha sido su relación comercial con China. Durante años, el gigante asiático fue su mejor socio comercial, pero en los últimos años, China ha reducido su dependencia de productos alemanes al desarrollar su propia industria tecnológica y automotriz. Muchas empresas alemanas han deslocalizado parte de su producción a China, reinvirtiendo sus beneficios en el país asiático en lugar de repatriarlos. Como resultado, las exportaciones alemanas a China cayeron un 16% en 2023. Además, la industria automotriz alemana se ha quedado atrás en la electrificación, lo que ha permitido que China exporte más del doble de autos eléctricos que Alemania, con su principal destino siendo la Unión Europea.
Políticas internas y crisis de liderazgo
A los problemas energéticos y comerciales se suma un entorno político complicado. Desde 2021, Alemania está gobernada por una coalición conocida como «semáforo», compuesta por el Partido Socialdemócrata (centro-izquierda), los Verdes (ecologistas) y el Partido Democrático Libre (liberales de centroderecha). Esta coalición ha enfrentado problemas de liderazgo y falta de consenso en políticas clave como fiscalidad, inversión en infraestructuras y energía.
Uno de los errores más criticados ha sido el cierre anticipado de las plantas nucleares en 2023, lo que generó un vacío energético que no pudo ser cubierto completamente con energías renovables, incrementando la dependencia del gas y el carbón. Esto no solo encareció la energía, sino que también fue contradictorio con los objetivos climáticos del país. Además, la falta de inversión en infraestructuras ha hecho que Alemania sea el único país de la OCDE con inversión pública neta casi nula en los últimos 25 años.
La situación se complica aún más con la posibilidad de una guerra comercial con China y Estados Unidos. La Unión Europea ha impuesto aranceles de hasta el 45% a los autos chinos, lo que ha provocado represalias de China con restricciones a la exportación de materiales clave como el litio y el galio. Por otro lado, Donald Trump ha amenazado con aranceles del 10-20% a productos europeos si vuelve a la presidencia en 2025, lo que afectaría gravemente a Alemania.
¿Qué le depara el futuro a Alemania?
A pesar de su crisis actual, Alemania sigue teniendo una de las industrias más avanzadas del mundo. Sin embargo, su crecimiento será lento en los próximos años. La posibilidad de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, su principal destino de exportaciones, podría agravar aún más la situación. Asimismo, la caída de las exportaciones a China podría reducir su posición como la tercera economía mundial, siendo superada por Japón o India.
La gran pregunta es si Alemania …
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