En el Océano Índico, a lo largo de la costa este de África, se anticipa un resurgimiento de la piratería en 2025, facilitado por condiciones climáticas favorables y un vacío de seguridad tras la retirada de las fuerzas navales de EE. UU. y la UE. Esto sigue a recientes actividades piratas, incluido el uso de barcos pesqueros secuestrados como naves nodrizas, lo que sugiere un aumento en los secuestros para exigir rescates. A pesar del papel disuasorio de la Marina de la India, la situación podría intensificarse sin un apoyo naval internacional sostenido. En el Mar Rojo y el Golfo de Adén, se espera que el entorno de seguridad permanezca sin cambios, con continuos ataques hutíes, aunque con menor efectividad tras la partida de un buque de apoyo iraní. EE. UU. planea pasar de apoyo naval a aéreo, mientras que EUNAVFOR ofrece escoltas limitadas. Los ataques aéreos israelíes contra la infraestructura yemení podrían interrumpir temporalmente las operaciones hutíes, pero sin cambios políticos significativos, su amenaza a largo plazo podría persistir.
El Mediterráneo enfrenta una mayor volatilidad en la seguridad debido a las operaciones militares israelíes y al colapso del régimen de Assad, lo que podría llevar a una guerra civil en Siria. Las rutas de suministro de Hezbolá han sido interrumpidas, lo que podría obligarlos a formar nuevas alianzas o reducir sus capacidades militares. La implementación de la ley Sharia por parte de Hayat Tahrir al-Sham podría impactar negativamente el comercio marítimo debido a una menor inversión en infraestructura y mayores preocupaciones de seguridad.
En el Caribe, la inestabilidad en Haití está impulsando la migración marítima, el contrabando y el crimen, mientras que los ejercicios militares rusos aumentan aún más las tensiones regionales. Los cambios en la política de deportación de EE. UU. podrían poner presión sobre los recursos marítimos y las relaciones internacionales, mientras que la creciente influencia de China podría redefinir la logística y la seguridad en torno a infraestructuras marítimas clave.
La región del Mar Negro enfrenta riesgos severos para la navegación debido al conflicto en curso entre Ucrania y Rusia, que involucra ataques aéreos, WBIEDs (artefactos explosivos improvisados transportados por agua) y guerra electrónica. Los esfuerzos de las armadas regionales para despejar minas marinas podrían reducir un aspecto de la amenaza, pero es poco probable que las negociaciones de alto el fuego alivien las tensiones, ya que ambas naciones continúan con operaciones marítimas estratégicas.
En el Golfo de Guinea, la piratería ha disminuido, pero persisten los factores socioeconómicos subyacentes que alimentan esta actividad, siendo la principal amenaza los abordajes ilegales en los puertos. La estabilidad política derivada de las próximas elecciones podría influir en la seguridad marítima, junto con la posible expansión del terrorismo saheliano hacia los estados costeros.
El Mar de China Meridional se perfila como un punto crítico geopolítico, con posibles interrupciones en el transporte marítimo debido a las crecientes tensiones entre China, Estados Unidos y aliados regionales. Finalmente, en 2025, el sector marítimo global enfrentará sofisticadas amenazas cibernéticas, como ataques impulsados por inteligencia artificial, ransomware y vulnerabilidades en tecnologías operativas, además de operaciones cibernéticas patrocinadas por estados. Esto requerirá que la industria fortalezca sus defensas para garantizar operaciones seguras en un entorno cada vez más digital e interconectado.
Fuente: Dryad Global